No forzar los rituales de saludo
No hay que obligar a los niños a dar besos. No hay que forzarles a abrazar a alguien que no deseen. No se debe condicionar el amor ni las muestras de cariño. De lo contrario, el pequeño aprenderá a fingir el afecto y podría usarlo incluso como estrategia de manipulación. La imposición de rituales de saludo adultos a los más pequeños es una de las prácticas más habituales que, sin embargo, pueden resultar contraproducentes.
Para los niños, un beso o un abrazo tiene mucho más significado que para los adultos: se trata de un acto íntimo (no social), de una muestra de auténtico y más sincero afecto.
Por esta razón, la imposición de determinados hábitos culturales, de estas actitudes cariñosas a desconocidos o a personas a las que no aprecian puede confundirles, hacerles sentir incómodos o, incluso, producirles cierta ansiedad. Obligando a los niños a mostrar su afecto (a pesar de no corresponderse con la realidad) se está invalidando sus instintos y les enseña la errónea idea de que sus emociones no tienen ningún valor y que no son dueños de su propio cuerpo. Además, este tipo de rituales comúnmente usados en nuestra sociedad (besos y abrazos) no enseñan modales, no ayuda a socializar ni se logra que éste sea cariñoso.
Si bien es cierto que es importante que los niños socialicen con los demás, el afecto de los progenitores y de su círculo familiar más cercano es el que marcará la diferencia. Si, de lo contrario, obligamos a los niños a ser cariñosos con desconocidos pueden llegar a la errónea conclusión de que ser afectuosos con extraños forma parte de ser educado, algo que puede llegar a ser un problema.
Los niños deberían ser libres para mostrar el cariño cuando ellos quieran, de manera espontánea y a quien ellos deseen. Y es que el afecto debe nacer de manera natural. Por ello es importante hacer hincapié en respetar la voluntad de los pequeños. Solo así se refuerza la idea de cuán importante es respetar el cuerpo. El niño debe tener la posibilidad de elegir cómo saludar: un simple “hola”, “Hasta luego” o un apretón de manos es un ritual más que suficiente.
Cómo protegerlos de posibles abusos
Para promover hábitos y relaciones saludables y evitar conductas inadecuadas, es preciso que se enseñe a los más pequeños la importancia de respetar su propio cuerpo. Una buena manera para iniciar este aprendizaje es enseñandoles cada parte de su cuerpo. Las canciones infantiles y los cuentos son una herramienta estupenda para ayudar a que este proceso educativo sea divertido y, por ende, resulte más eficaz. Una vez aprendidas las partes del cuerpo, es importante destacar que hay determinadas zonas íntimas que nadie, les deben tocar.
Es necesario promover el respeto por el espacio vital (o de seguridad) y enseñarles a decir “no” cuando les quieran obligar a hacer algo con su cuerpo que ellos no quieran o ante una situación que les incomode. Los progenitores deberían trasladar a sus hijos que ellos mismos tienen el control de su cuerpo y tienen derecho a negar el contacto físico, de lo contrario pueden volverse más vulnerables ante el abuso infantil. Muchos de los casos de abuso vienen de personas cercanas al menor por lo que debemos dotar de herramientas a los niños para que puedan detectar un posible abuso y que sepan decir no con seguridad.
* Fotografía propiedad de Naran Xadul