La maniobra de Hamilton es un método cuya finalidad desencadenar el parto espontáneo de una forma natural, provocando las contracciones uterinas y, por tanto, inducir el parto. En concreto, consiste en el despegar –mediante un tacto vaginal con movimiento circular de los dedos- las membranas para conseguir la liberación de prostaglandinas y favorecer la maduración del cuello uterino. Este método mecánico de inducción al parto, realizado por la matrona o por el ginecólogo, solo puede usarse si la bolsa amniótica no se ha roto y si existe cierta dilatación del cuello del útero (como mínimo de un centímetro). La maniobra de Hamilton, que suele ser doloroso para la mujer y puede producir sangrado, puede tardar de 24 a 48 horas en provocar el comienzo del parto y suele utilizarse en gestaciones prolongadas (39-40 semanas) o si existe un motivo médico para finalizar el embarazo.
Riesgos de la maniobra de Hamilton
A pesar de ser una técnica poco invasiva, su práctica no está exenta de controversia y en la mayoría de los casos resulta innecesaria. Además, su eficacia para iniciar el parto no ha sido bien establecida según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). Son numerosos los riesgos que puede conllevar la utilización de este método:
* Dolor: es un tacto vaginal doloroso y se pueden tener molestias incluso en los posteriores días a su práctica.
* Sangrado
* Rotura prematura de la placenta y pérdida de líquido amniótico
* Contracciones erráticas, incontroladas y dolorosas
* Rotura de la bolsa amniótica
Tacto sin consentimiento
Los tactos vaginales al final del embarazo sirven para conocer el grado de maduración y dilatación del cuello del útero. Sin embargo, si no hay ningún motivo médico para finalizar el embarazo, dicha información no resulta relevante. A pesar de esto, los tactos vaginales siguen siendo habituales en los paritorios. Es importante distinguirlos de otras prácticas como la citada maniobra de Hamilton. En ocasiones los obstetras o las matronas comunican a la mujer su intención de realizar una exploración sin embargo acaban por practicar este controvertido método de dudosa efectividad. Es importante hacer hincapié en que en ningún caso debe emplearse la maniobra de Hamilton sin el consentimiento de la embarazada. La mujer debe estar informada en cada momento de las técnicas que emplean los profesionales y con qué cometido lo hacen, y debe ser libre para elegir qué parto quiere (siempre y cuando no estén en riesgo ni su vida ni la del bebé). El hecho de tener acceso a toda la información permitirá a la mujer idear un plan de parto y, así, se evitarán sorpresas e indecisiones de última hora. Respetar la voluntad de la embarazada le permitirá disfrutar de una experiencia única y le empoderará como mujer.
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