Sufrimiento, ansiedad, preocupación e incluso tristeza son algunos de los sentimientos negativos derivados del estrés. Los síntomas van desde la irritabilidad, el insomnio, la falta de apetito, el mal humor, dolores de cabeza o espalda, entre otros. El cuerpo reacciona al estrés de distintas maneras: la respiración y el latido del corazón se aceleran, tensión muscular, aumenta la tensión arterial, eleva la frecuencia cardíaca.
El estrés de ser madre/padre
La maternidad es una experiencia única, extraordinaria y, también, estresante. La nueva vida que empieza cuando se tienen hijos puede poner en jaque a la propia pareja y a la relación con los hijos.
Según un estudio publicado en la revista Biological Psychiatry: El estrés de los padres podría transmitirse a los hijos antes incluso de nacer. Lo que diferencia este estudio del resto es que, por primera vez, también se incluyen los efectos paternos en la transmisión de los comportamientos de estrés a sus descendientes. La principal conclusión de esta investigación revela que la vulnerabilidad al estrés se transmite a las generaciones posteriores a través del comportamiento en mayor medida de lo que se pensaban.
Inevitablemente, este estrés de los padres contagia a los más pequeños de la casa debido a que el entorno social modela su cuerpo y mente. Dicho estrés es perjudicial para los adultos y, especialmente, para la salud, el bienestar y el aprendizaje de los niños. La ansiedad producida por este estrés genera falta de atención y concentración, cansancio, hiperactividad, falta de confianza en sí mismo, conductas agresivas o trastornos digestivos. Otro factor que influye en el estrés infantil son las prisas de los adultos: es vital respetar el ritmo y los tiempos que necesitan los niños para desarrollar sus actividades y autonomía.
El cortisol en la leche materna
La oxitocina es la hormona del amor y, por el contrario, el cortisol es la hormona del estrés y la ansiedad. Un estudio realizado en 2007 reveló que cuando las madres tenían niveles de cortisol altos, los bebés –amamantados– se encontraban en un estado de alerta. Una situación que no se daba cuando las madres, con el mismo nivel de cortisol, alimentaban a su bebé con leche de formula. Los autores de la investigación concluyeron que el desarrollo del carácter del bebé puede verse afectado por el modo de vivir y sentir de la madre, así como también la genética y su entorno directo.
Recomendaciones
Por ello, es importante aprender a manejar el estrés y dotar a los pequeños de un hogar tranquilo donde puedan desarrollarse saludablemente y aprendan estrategias positivas para afrontar la vida. Otro aspecto a tener en cuenta con el fin de crear un buen ambiente en casa es moderar el lenguaje. Los gritos y las discusiones provocan mucha angustia en los menores. Para poder ofrecer un cuidado óptimo, para tratar al niño con el cariño y amor que se merece es preciso estar calmado, dedicarle el máximo tiempo posible y que éste sea de calidad.
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