Después de 9 meses de espera, llega por fin el gran momento. Dar a luz es uno de los eventos más trascendentales de la vida de una mujer y supondrá un cambio para siempre. Cuando nace un hijo, las escalas de valores se ponen del revés y cambia todo el orden de prioridades.

¡Y es que no es para menos! Dar a luz, supone un momento culmen y que será recordado para toda la vida. ¡Sigue leyendo para saber cuál es la mejor manera!

Y, ¿cuál es la mejor manera de dar a luz?

No hay una respuesta igual para todas las madres. Dependerá de muchas variables: de las circunstancias, los deseos, de la cultura o el lugar. Como dato curioso, en España, 1 de cada 10 mujeres tienen traumas respecto a su parto.

Hay países como Holanda, Reino Unido, Suiza o Finlandia donde los modelos de atención al parto apuestan por la fisiología del parto natural. De esta manera, evitan de forma innecesaria intervenir en el proceso sin una justificación médica concreta.

De otro lado, se encuentran países como Grecia, España o Italia donde casi de forma rutinaria se impone una atención al parto medicalizada e intervencionista.

En España, por suerte, la nueva generación obstétrica apuesta cada vez más por un modelo de menor tasa de intervención. Aunque las métricas aún distan mucho de países como Reino Unido por ejemplo.

La atención al parto y la manera en el que las mujeres sienten ese momento viene muy determinado por la cultura.

En el norte de Europa, es muy normal que las mujeres den a luz en sus propios hogares en presencia de matronas. No es tan habitual verlo en España. Aun sabiendo por estadísticas, que la atención de un parto normal en casa es seguro, no es una opción que se cuestionen las mujeres en Grecia, Italia o España. Ni se lo plantean. Creen que es asumir un riesgo innecesario.

A nivel cultural y de normalización no está presente. Sin embargo, para las finlandesas, inglesas o suizas lo ven como algo normal. Para ellas, dar a luz en casa es como debe ser. No lo cuestionan y además, los datos y estudios lo corroboran.

Con la llegada de internet y las últimas tecnologías, las mujeres cada vez tienen más opciones de informarse de forma veraz. Pueden acceder a estudios y fuentes fiables para poder decidir que tipo de parto quieren de una manera más consciente.

Si bien es cierto, que los partos suceden y algunas veces surgen imprevistos, si que se puede tener una idea del tipo de parte que una mujer desea.

En España, existe el denominado “Plan de Parto”. Se trata de un documento oficial que recoge las preferencias de las mujeres a la hora de dar a luz. Es un rellenable en el que te informan de forma sencilla de las diferentes opciones posibles y alternativas en el caso de que te tengan que intervenir.

Una mujer puede reflejar sus deseos en este documento que podrán descargarse o pedir al obstetra. Este escrito de puede entregar en el mismo día en el que se sucedan las contracciones o antes.

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Así, un parto respetado se convierte en un proceso en el que la mujer tiene voz y capacidad de decisión tras haber sido formada o informada de las opciones disponibles.

La mujer a la hora de dar a luz debe conocer su estado, la posición de su bebé, las opciones que tiene para poder ser partícipe de su propio parto. Los profesionales de la obstetricia que van a atender su parto deben escuchar, respetar su plan de parto. En el caso de que el bebé o la madre incurran en algún riesgo, la mujer debe ser informada de la situación.

Y, además se la deben ofrecer sugerencias y alternativas de forma objetiva para que la madre, pueda decidir en libertad. Nunca pueden intervenir en ningún proceso, ni  a la madre ni al recién nacido sin previo consentimiento. (A no ser que exista una orden judicial que lo justifique).

Dar a luz por cesárea significa una alternativa al parto natural por incurrir en un riesgo justificado. Las cesáreas programadas para cuadrar días o para “sacar al bebé” porque a la familia le viene bien, no son prácticas recomendadas. Las cesáreas han de estar medicamente justificadas. Este tipo de partos, no están exentos de riesgos.

La cesárea se trata de una cirugía mayor con posibles consecuencias para la madre y para el bebé. No se debe realizar una cesárea innecesaria. Se puede tener un parto natural después de una cesárea también.

Es importante saber que la cascada hormonal que se despierta en un parto natural y el paso del bebé por el canal del parto tiene un fuerte impacto positivo en el recién nacido y la madre. Para practicar una cesárea, la madre debe emitir un consentimiento expreso que ponga de forma positiva en la balanza los beneficios por delante de los riesgos. La cesárea, además, puede tener un impacto negativo en el incicio de la lactancia y la recuperación postparto es mucho más dolorosa.

Entonces para dar a luz, ¿lo mejor es un parto natural?

Sin duda. El parto es un proceso fisiológico y es la manera normal de parir. La naturaleza lo tiene todo previsto para que las hormonas cumplan con una función vital en el proceso. Y la mujer está preparada para ello. El bebé lanza una señal desde su cerebro al de su madre que indica que está listo para nacer y se desencadena el parto.

Las oxitocina y las endorfinas alcanzarán sus niveles máximos durante el parto. A su vez bajará, la progesterona para que la fuerza de las contracciones realicen su función. Es todo un baile natural de hormonas que hacen posible el milagro de la vida.

Hay mujeres que piden o aceptan medicarse para paliar el dolor. Algunas mujeres deciden ponerse la epidural, otras piden óxido nitroso, otras deciden trabajar en su respiración. Otras, aplican lo aprendido en el hipnoparto.

Todas las decisiones son válidas, siempre y cuando se tomen desde la información y la consciencia. Ponerse la epidural puede ralentizar o detener el parto, produce dificultad en el movimiento… y cada mujer debe valorar que prioriza.

El momento del parto es un momento único. La información es poder. Lucha por el parto que quieres! Aunque a veces suceden cosas imprevisibles… Pero, es importante que a la hora de dar a luz, se tomen decisiones conscientes y coherentes.

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Y una vez nazca el bebé, procurad que permanezca pegado en vuestro cuerpo, en vuestra piel. Es su hábitat natural. Abrázalo, portéalo. Lo necesita tanto como el comer.

¡Y feliz nueva vida!