La hospitalización por parto se considera una base para la atención obstétrica segura y brinda el acceso a muchas intervenciones que pueden salvar vidas, tanto de la madre como del recién nacido. El hospital proporciona un entorno antiséptico beneficiosos para el trabajo del parto. Sin embargo, en los últimos años se ha abusado sin justificación de algunas intervenciones (tales como la cesárea) y otras prácticas (como el uso de medicamentos como antibiótico) que no reportan beneficio alguno a los pacientes. La hidratación intravenosa, la reducida movilidad de la mujer, la oxitocina, los exámenes vaginales, la episiotomía y el baño temprano del bebé, entre otros, también incidirían en la microbiota del pequeño.

Los recién nacidos que nacen por parto vaginal están expuestos a determinadas bacterias (que conforman una microbita similiar a la función que hace la piel), que no presentan aquellos pequeños nacidos por cesárea. Los microbios trasmitidos de la madre al hijo ayudan a prevenir enfermedades crónicas y, por tanto, la ausencia de este tipo de bacterias podría acarrear una disfunción inmune o metabólica en algunos niños.

Para intentar entender cómo se desarrolla el microbioma neonatal (formado por billones de bacterias, virus y hongos que se encuentran en el cuerpo, muchos de los cuales son beneficiosos para la salud y previenen enfermedades crónicas), la Universidad de Rutgers, en Estados Unidos, realizó una investigación comparando la microbiota fecal de bebés nacidos por parto vaginal en casa y en el hospital.

Una de las principales conclusiones de esta investigación, publicada en el Scientific Reports, es que un bebé nacido en casa tiene más diversidad de bacterias y estas son más beneficiosas durante el primer mes de vida, en comparación con aquellos nacidos en un entorno hospitalario.

Para llegar a esta conclusión se analizaron las heces de 35 bebés nacidos por parto natural, 14 de ellos nacieron en casa (cuatro tuvieron un parto acuático) y 21 en un entorno hospitalario. Todos los bebés nacieron con la ayuda de matronas, todos ellos tuvieron contacto temprano piel a piel y fueron amamantados exclusivamente en el primer mes de vida. Ningún bebé recibió tratamiento antibiótico durante el primer mes de vida, pero entre las madres que dieron a luz en el hospital, 11 recibieron tratamiento antibiótico.

Los resultados de este estudio sugieren que la hospitalización (modernizada debido a los partos de alto riesgo) puede afectar la microbiota de la fuente vaginal y la colonización inicial durante el parto, con efectos que podrían persistir en la microbiota intestinal de los bebés un mes después del nacimiento.

Según esto, los expertos han comentado que las condiciones del hogar pueden ser beneficiosas para el parto. Sin embargo, todavía es preciso más investigaciones de este tipo para determinar los factores específicos que alteran la transmisión bacteriana entre la madre y el bebé y las implicaciones a largo plazo para la salud de estas diferencias para el desarrollo del bebé.

Un parto respetado significa que la mujer pueda decidir como dar a luz y tenga voz en la forma en la que se atiende el mismo. También debe conocer los pros y contras con objetividad de cada opción e intervención propuesta. El parto es un proceso fisiológico pero se recomienda que se realice con asistencia medica especializada.

Más información  sobre el estudio: https://www.nature.com/articles/s41598-018-33995-7

*Fotografía de Sanjasy (www.pixabay.com)