El gateo es fundamental para el desarrollo del cerebro, lo dice la ciencia.
Si bien es cierto que muchos niños se saltan esta etapa, son muchos los beneficios que les proporciona. Este hito que, generalmente se desarrolla entre los 6 y los 9 meses, requiere de ciertas habilidades motoras que están muy relacionadas con el aprendizaje de la lectura y escritura.
¿Cómo ayuda el gateo a desarrollar la escritura en el futuro?
Para empezar, el gateo conecta los dos hemisferios del cerebro, les hace trabajar de una manera coordinada y crea rutas de información imprescindibles para la maduración de ciertas funciones cognitivas. Además, desarrolla el patrón cruzado de movimiento (mover el brazo izquierdo y el pie derecho) que hace posible el desplazamiento y tonifica los músculos, para que éste adopte una postura erguida cuando su cuerpo esté preparado para ello.
Gatear fomenta la conciencia espacial, permitiendo al pequeño tomar consciencia de su tamaño y de los objetos. La distancia entre los ojos y la mano al gatear es “la braza”, una medida gracias a la cual el niño mide el mundo que le rodea. Esta referencia que tenemos de pequeños cambia conforme crecemos; esto explicaría que cuando volvemos a un lugar de la infancia después de muchos años, lo percibimos más pequeño de lo que recordábamos.
El gateo desarrolla la estabilidad de los hombros, la madurez del sistema nervioso y refuerza la integración sensorial. Apoyando todo el peso de su cuerpo en las manos y rodillas percibirá la gravedad y aprenderá a manejarla. Esta manera de desplazarse estimula la motricidad fina y la tactilidad de la palma de la mano y , por tanto, desarrolla la sensibilidad que precisa para obtener en un futuro un control del trazo de la escritura. Cuando un niño gatea envía constantemente información al cerebro de las texturas y sensaciones que percibe.
Gatear desarrolla la coordinación ojo-cerebro-mano, un aspecto imprescindible a la hora de leer y escribir, y mejora el enfoque de los ojos – según estudios el el 98% de los niños con estrabismo no gatearon lo suficiente de bebés-. La distancia entre los ojos y la mano al gatear es muy parecida a la que habrá a la hora de leer o escribir.
Estas habilidades y cualidades se suman a la larga lista de beneficios que aporta el gateo. Entre ellos, una mayor independencia y autonomía al pequeño; más ganas de explorar y un cambio importante el tipo de juego del bebé. De ahí, la importancia de que los niños no se salten esta etapa. Insistimos una vez más en la importancia de respetar los ritmos del pequeño sin forzar los tiempos ni las posturas.
*Foto de Greyerbaby (www.pixabay.com)