La leche materna es el mejor alimento. Además de los nutrientes que aportan, incorpora bacterias que protegen al lactante de infecciones y enfermedades. Los especialistas coinciden en que las bacterias de la leche afectan de forma significativa al desarrollo del niño a lo largo de su crecimiento. Sin embargo, hasta ahora se desconocía la cantidad de bacterias que la componían la leche materna y la composición de ésta.
Estudio:
Un estudio llevado a cabo por el Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos y el Centro Superior de Investigación en Salud Pública en España examinó la flora bacteriana de la leche materna y descubrieron que ésta tiene más de 700 organismos distintos, un número bastante más elevado de lo que esperaban. “Un niño que se alimente con entre 500 y 800 mililitros de leche materna recibe entre 100.000 y 10 millones de bacterias al día», destaca Alex Mira, uno de los investigadores.
Sus conclusiones se basan en los resultados obtenido tras varias muestras de calostro y leche madura utilizando una técnica basada en la secuenciación masiva de ADN que les ha permitido identificar dichas bacterias. En el calostro encontraron, principalmente, Weissella, Leuconostoc, Staphylococcus, Streptococcus y Lactococcus; mientras que en la leche madura –considerada aquella producida a partir del primer hasta el sexto mes- había, además, Veillonella, Leptotrichia y Prevotella (bacterias que suelen encontrarse de la boca). La aparición de este tipo de bacterias en la leche materna no tiene por ahora explicación empírica. Los autores del estudio creen que sean bacterias del bebé que entran en contacto con la leche materna para cambiar su composición o bien, que están en la boca por colonización de la leche.
Lecha materna personalizada
Según los investigadores, el número y la diversidad bacteriana varían según el tipo de parto y el peso de la madre. Según su análisis, las mujeres con sobrepeso o que ganaron más kilos de los recomendados durante el embarazo, tienen menor biodiversidad en la leche. Asimismo, la leche de aquellas mujeres cuya cesárea fue programada es más pobre en microorganismos que las que tuvieron un parto vaginal. Sin embargo, si la cesárea se producía estando ya de parto, la composición de la leche materna era prácticamente igual a la de aquellas madres que alumbraron a sus bebés. Según los encargados del estudio, “el estrés fisiológico y las señales hormonales que se producen como preparación para el parto pueden influir de manera significativa en la composición y diversidad microbiana de la leche materna».
Los autores de dicha investigación, publicada en el American Journal of Clinical Nutrition, desconocen el papel que juega semejante variedad de bacterias en la salud del lactante. Sin embargo, el conocimiento de la composición bacteriana de la leche materna es muy importante de cara a futuros estudios centrados en el desarrollo del sistema inmune del bebé para reducir el riesgo de sufrir determinadas enfermedades y alergias.
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