Si te van a programar el parto debe haber un motivo médico, es decir, que se vea comprometida la salud de la gestante y/o del bebé.

Generalmente la mujer gestante se pone de parto de manera natural entre la semana 38 y la 42. Sin embargo, el inicio espontáneo no siempre se da y, entonces, es necesario programarlo: lo que se conoce como parto inducido. ¿Sabías que entre un 23 y 25% de los partos son provocados? La razón más habitual para ello es que la futura mamá supere la semana 41 de gestación y no se ponga de parto. Pero existen otras causas médicas que justificarían pasar por una inducción.

Hablamos de parto programado (inducido o provocado) cuando el inicio del trabajo del parto se realiza mediante un procedimiento médico y, por tanto, no acontece de manera natural. Este tipo de partos debería reservarse únicamente para aquellos casos en que la salud de la madre gestante y/o de su bebé estén en riesgo.

A continuación te detallamos las principales causas que podrían llevarte a tener que programar tu parto y las técnicas que se usan habitualmente.

¿Por qué me pueden programar un parto?

Como acabamos de anunciar, el parto inducido o programado se debiera plantear por factores médicos que impliquen un riesgo real para la madre y/o su pequeño. Un ejemplo de esto sería que la placenta presente algún problema. Otro factor de riesgo para provocar un parto sería que se haya producido una rotura de la bolsa amniótica y tengas bajo nivel de líquido amniótico. Si la mujer no se pone de parto en este caso, con el tiempo, existe alto riesgo de infección.

Una de las causas más habituales para programar el parto es la restricción del crecimiento fetal, esto es, que el crecimiento del bebé no se corresponda con su edad gestacional o que baje la frecuencia caríaca del bebé.

Pero no son los únicos casos en los que el obstetra podría plantear programar tu parto. Si la mujer está diagnosticada con diabetes gestacional, su presión arterial no está bien controlada o pasas de la semana 42 de embarazo y no hay signos de ponerte de parto, tu médico podría recomendarte una inducción.

¿Puedo negarme a una inducción al parto? Sí puedes siempre y cuando no haya riesgo para la salud de la madre ni para la del bebé. Si lo que te plantea tu obstetra no te convence, puedes pedir una segunda opinión médica.

Por su parte, algunas mujeres optan por una inducción electiva. Esto suele suceder entre la semana 39 y la 40 y, a pesar de que no suele haber una urgencia inmediata, se realiza para disminuir riesgos tales como la preeclampsia o la muerte fetal. En todo caso la decisión de provocar el parto debería ser tomada por un profesional de la salud tras estudiar los riesgos a los que se enfrenta una madre y/o su bebé en las últimas semanas de gestación.

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¿Cómo se lleva a cabo un parto inducido o provocado?

Este tipo de parto programando suele incluir el uso de medicamentos y otras técnicas para que el trabajo del parto se inicie y progrese. Lo primero que debe hacerse es borrar el cuello uterino (lo que también se conoce como maduración cervical); para este cometido puedes usar geles de prostaglandina para ablandar el cuello del útero y abrirlo o sondas para ayudar a dilatar.

Otra técnica de presión son los balones cervicales. Se trata de unos dispositivos que se introducen en el útero a través de un tubo muy fino y en el que se encuentra un minúsculo globo que se va expandiendo.

Cuando el cuello del útero esta preparado, es el turno de la famosa oxitocina sintética (o gotero) que, administrada por vía intravenosa, ayuda a estimular las contracciones.

¿Qué complicaciones puede haber al inducir el parto?

En líneas generales, el parto inducido puede durar más tiempo que un parto natural y, en algunos casos concretos, puede terminar en una cesárea. 

Si bien es cierto que los medicamentos administrados en las inducciones al parto son seguros para ti y para tu bebé, en raras ocasiones pueden desencadenar en alguna que otra complicación como la hiperestimulación uterina (contracciones muy frecuentes y de mucha intensidad). Tranquila, tanto tu y el bebé estáis monitorizados en todo momento y si surgiera algún problema, los médicos actuarían inmediatamente.

En resumen, tu profesional de referencia podría plantearte una inducción al parto por motivos médicos y si la salud de la mamá y/o la del bebé corren riesgo. Recordamos que lo ideal es que la mujer gestante inicie de manera natural el trabajo del parto, pero si esto no ocurre, existe esta opción que debería ser llevada a cabo  también de manera respetuosa, informando a la mujer en cada momento de lo que está previsto hacerle y con el consentimiento siempre de ésta. A priori, no ponerse de parto en la semana 39 y 40 no es un motivo de peso para provocarlo. Si lo es si no hay crecimiento fetal, si hay riesgo de infección uterina o problemas con la placenta.

Si tienes dudas sobre qué tipo de parto vas a tener, por favor, consulta con tu profesional médico de confianza.