El bebé recién nacido llega al mundo con una serie de reflejos que le permitirán sobrevivir fuera del útero materno. Los reflejos son actos involuntarios, algunos de ellos desaparecerán a lo largo del tiempo y otros permanecerán durante toda la vida. Es una herencia de nuestros antepasados que aseguraba su supervivencia en el medio hostil en el que vivían y que tras repetirse durante miles de años se han quedado grabadas en nuestro código genético.
Tras el nacimiento, es el pediatra el que valora el estado de salud del bebé tras realizar el Test de Apgar. Esta prueba consiste en comprobar que el bebé reacciona con sus reflejos a los estímulos.El reflejo de succión es uno de los más importantes ya que es determinante para poder alimentarse a través del pecho de su madre. El reflejo de búsqueda aparece cuando se roza suavemente su mejilla,entonces el bebé debe girar la cabeza en esa dirección en busca de alimento.
El reflejo de moro se da cuando el bebé siente que está cayendo de espaldas o en respuesta de un ruido fuerte e inesperado. El recién nacido echará los brazos hacia el atrás, con las palmas de las manos hacia arriba y los pulgares hacia arriba. El reflejo debe terminar con la retracción de los brazos de vuelta al pecho del bebé. Se dice que éste es el único miedo en el ser humano que no se aprende.
La habilidad del recién nacido de agarrar con fuerza cualquier cosa que roce la palma de su mano es el reflejo prensil. En cambio, si siente un roce en la planta del pie, aparece el reflejo de prensión plantar. El bebé recoge los dedos hacia abajo, flexionándolos, como hacen los primates para agarrarse.
El reflejo de Galant aparece al pasar la mano por la parte baja de la espalda, el bebé arquea ligeramente el cuerpo hacia el lado que se le ha tocado.
El más curioso de ver es el reflejo de marcha, el recién nacido ya que hace el intento de caminar al ser sujetado por las axilas y con un pie apoyado.
Algunos de estos reflejos se mantienen unas semanas pero otros pueden permanecer hasta el año de vida. Tras perder los reflejos, el bebé empezará a manifestar reacciones voluntarias para interactuar con su entorno. Como recomendación, no hay que intentar comprobar por uno mismo si sigue manteniéndolos o ya los ha perdido. El pediatra es el especialista que sabe valorarlos e indicar si todo marcha con normalidad.
La integración de los reflejos es muy importante para su evolución. Los hitos psicomotores estarán influenciados por ellos y han de facilitarse espacios adecuados para su consecución. Si alguno de los reflejos no estuviera bien integrado podría dar problemas. Os recomendamos «Terapia del movimiento rítmico, movimientos que curan» del Dr. Herald Blomberg para entender más sobre los reflejos.
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