Todos los recién nacidos necesitan contacto físico constante, afecto y cariño, en definitiva, calor humano para sobrevivir y para su correcto desarrollo tanto físico como emocional. El piel con piel es el mejor regalo que se puede ofrecer a un bebé. Ayuda a crear un fuerte afectivo y emocional entre padres e hijos y tiene beneficios no solo a corto plazo, sino también a largo plazo ya que le podrá ayudar incluso a marcar su forma de ser. Esto cobra especial importancia en los prematuros ya que deberían seguir en el cálido vientre materno.
Sin embargo, no todos los recién nacidos tienen la suerte de poder contar con sus progenitores para abrazarlos, mirarles, darles cariño, besarles. Es aquí cuando entra en juego la figura del “abrazador de bebés” (Cuddle baby). Se trata de voluntarios reclutados ya sea en los mismos hospitales o en agencias de adopción cuyo trabajo es proporcionar a cada niño la atención y el cuidado que necesitan para promover el desarrollo normal y el apego. Ésta es una práctica muy extendida en EE.UU y Canadá. Por ejemplo, el Hospital General de San Bonifacio en Winnipeg, Manitoba en Canadá tiene más de 350 voluntarios que donan unas 40.000 horas de su tiempo cada año.
Abrazos para los bebés más vulnerables
Esta práctica puede despertar dudas en nuestro país. ¿Dejarías a tu bebé en brazos de un completo desconocido? ¿Es mejor que esté en la incubadora que recibiendo el cariño de un voluntario? Sin embargo, se trata de una buena opción para aquellos bebés, por ejemplo, cuyas madres son adictas (a drogas o analgésico con receta) y no pueden dedicarles todo su tiempo por encontrarse en proceso de rehabilitación.
Muchos de estos bebés, además, sufren de síndrome de abstinencia neonatal (SAN) –su crecimiento es alarmante en los últimos años en EEUU-., por tanto, necesitan de más atención si cabe ya que pueden presentar síntomas como irritabilidad, llanto excesivo, fiebre, convulsiones, trastornos del sueño, temblores, entre otros.
La figura del voluntario los reconforta, los calma, los consuela. El personal médico de los hospitales que cuentan con este tipo de voluntarios ha confirmado que tiene un efecto positivo en los recién nacidos: si un bebé recibe cariño de manera constante, dormirá mejor y crecerá más feliz.
Otras mejoras que se han observado es que ganan peso con más facilidad. Además, añaden que los recién nacidos que reciben el calor de los voluntarios toman menos medicación (si la precisan para tratar los síntomas) y su estancia en unidades neonatales es menor que los que reciben este cariño.
Otro tipo de voluntarios
Estos voluntarios no solo se encuentran en hospitales. Las agencias de adopción también buscan personas con este perfil para criar a recién nacidos huérfanos mientras encuentran una familia adecuada para ellos. Según comentan, este tipo de voluntarios –conocidos como proveedores de cuidado interino- ha descendido notablemente en los últimos años y las agencias están buscando desesperadamente cuidadores que puedan proporcionar un ambiente seguro y estable para los recién nacidos en espera de adopción.
Ambos programas se desarrollan, por el momento, en Estandos Unidos y en Canadá, si conocéis alguno parecido en España, nos encantaría conocerlo. Desde Método Canguro nos preguntamos si puede haber un trabajo más tierno que éste.
*Foto de jakoblink85 (pixabay)