Para luchar por el parto que deseas es primordial tener todas las cartas sobre la mesa, es decir, disponer de información veraz y actualizada.
Cada parto es único, irrepetible y, sobre todo, muy especial. Nadie puede predecir cómo será exactamente este proceso que culmina con el nacimiento del bebé y el fin del embarazo. Sin embargo, estar bien informada te permitirá tomar la mejor decisión para ti y para tu bebé.
Para ello, los expertos recomiendan hacer una hoja de ruta y realizar un plan de parto con tu pareja y especialista (matrona u obstetra). En este documento se registran los deseos de la mujer embarazada y sus preferencias sobre este proceso. Se trata de una especie de guía para el personal sanitario que te atenderá para que respeten tus opiniones y así se puedan cumplir tus expectativas. Ojalá tengas el parto que deseas y no haya ninguna complicación.
Antes de elaborar este documento es importante que conozcas todas tus opciones.
Esperamos que este te post te ayude a despejar tus dudas sobre qué tipos de partos hay y qué opciones tienes.
Tipos de parto
En general existen dos tipos básicos de partos: natural/vaginal (eutónico) o que precise intervención médica (distócico). Sin embargo hay otras muchas variantes que suelen estar relacionadas con complicaciones.
Parto vaginal (natural)
El parto natural vaginal es aquel en el que el bebé nace por la vagina sin ser necesaria ninguna intervención quirúrgica ni tampoco el uso de instrumentos como la ventosa o los fórceps. Es decir, se trata de un proceso en el que la mamá y el bebé hacen todo el trabajo de parto. Éste empieza de manera espontánea y consiste, en líneas generales, en una fase de dilatación del cuello uterino (hasta los 10cm) y otra, protagonizado por los empujes de la madre que culmina con el nacimiento del pequeño con la mínima intervención médica.
Para que éste sea un éxito es importante que la futura mamá tenga libertad de movimiento, esté en un ambiente propicio (relajado, bien acompañada y bien asesorada), que se la escuche y pueda elegir la postura que le resulte más cómoda para llevar a cabo todas las fases del proceso, especialmente el expulsivo.
A diferencia de lo que se ha venido haciendo en paritorios de todo el país, los expertos recomiendan la posición vertical (para contar con la ayuda de la gravedad) o de cuclillas.
Parto inducido
El parto inducido se produce cuando es necesario provocarlo por razones médicas: es decir cuando están en riesgo tanto la madre como el bebé. Se lleva a cabo suministrando medicación por vía intravenosa (oxitocina sintética) para que se generen contracciones uterinas regulares y así poder favorecer la dilatación del útero y la posterior expulsión del bebé.
Otro procedimiento que se emplea dentro de esta modalidad de parto es la rotura artificial de la bolsa amniótica para que el bebé descienda más rápido y ejerza presión sobre el cuello uterino. Estos dos procedimientos deben estar justificados médicamente.
Parto con epidural
La epidural es un tipo de anestesia local que se coloca en el espacio epidural y que bloquea las terminaciones nerviosas. Se trata de una anestesia muy segura, con pocos efectos secundarios y que te permite ser consciente del alumbramiento. Su principal objetivo es eliminar el dolor durante el trabajo del parto tanto si tienes uno vaginal como cesárea (en este último caso, por el tipo de intervención siempre se aplicará un tipo u otro de anestesia).
Si tienes de dudas de si pedir la inyección epidural o no, consulta con tu matrona y/u obstetra para que te las despejen antes del parto. Aunque decidas no ponértela en tu plan de parto, puedes solicitarla después si lo precisas.
Parto con fórceps o ventosa
Pero, ¿qué pasa cuando el bebé no termina de salir ya sea porque se ha quedado un poco encallado o la madre no tiene fuerzas para seguir empujando? En este caso excepcional, el personal sanitario puede considerar necesario el uso de herramientas para facilitar la salida del bebé. Hablamos de fórceps o ventosas.
Las pinzas, conocidas como fórceps, se colocan en la cabeza del pequeño para ayudar a extraer al bebé por el canal vaginal. Su uso debe estar justificado.
Por su parte, la ventosa es otro instrumento cuyo objetivo es también sacar al bebé cuando éste se queda “atascado” o no termina de descender del todo. Sin embargo, su cabeza debe haber descendido lo suficiente para que sea seguro usar éste método.
Parto por cesárea
La cesárea o parto abdominal es un procedimiento quirúrgico que consiste en la extracción del bebé a través de una incisión en el abdomen y útero de la madre. Este tipo de parto debería reservarse exclusivamente para partos de riesgo (tanto para la madre como para el bebé) y/o embarazos múltiples.
Como ves, a pesar de que hay dos grandes tipos de parto: vaginal o cesárea, lo cierto es que hay muchas variantes según cada circunstancia. Si tenemos en cuenta cuando nace el pequeño podemos hablar de partos prematuros (que se consideran aquellos que ocurren antes de la semana 37), por ejemplo. Si el embarazo es múltiple tenemos los partos gemelares. Si nos centramos en el lugar dónde la mujer desea dar a luz: tenemos los partos hospitalarios, partos en casa o en agua.

Preparación al parto
En condiciones normales, lo más habitual es que no sepamos en qué momento nos vamos a poner de parto exactamente. Sin embargo, en el último mes de embarazo el cuerpo se va preparando paulatinamente para este momento tan trascendental.
¿Cómo se prepara tu cuerpo para dar a luz? Te lo cuento:
- El bebé empieza a descender para encajarse en la pelvis.
- Aumentan de contracciones uterinas.
- Se ablanda y empieza a dilatar el cuello uterino.
- Pérdida de el tapón mucoso: puede ser de golpe o ir soltándolo paulatinamente. No es signo de parto inminente.
- “Rotura de aguas”: cuando se rompe la bolsa y hay pérdida de líquido amniótico significa que el parto está cerca.
Para prepararse para el parto es importante trabajar los músculos del suelo pélvico durante todo el embarazo. Los ejercicios de Kegel te ayudarán a fortalecer la zona.
Muchos expertos recomiendan hacer el masaje perineal para evitar desgarros vaginales graves. Estos deben empezar a realizarse a partir de la semana 26-27 de embarazo.
¿Cuánto dura un parto vaginal?
Tan difícil es saber con exactitud cuando vas a ponerte de parto como cuanto va a durar éste. En líneas generales, un parto puede durar entre 6 y 15 horas. Este período de tiempo es totalmente orientativo. El tiempo también puede variar en función de si eres madre primeriza o si has tenido partos previos.
El parto se inicia con las primeras contracciones que provocan la dilatación del cuello del útero y éste se va “borrando”. ¿Sabías que la etapa más activa del parto empieza una vez has dilatado 4 centímetros? En este momento las contracciones uterinas suelen ser más fuertes y se producen con más frecuencia. Cuando se alcance los 10 cm, el bebé ya podrá salir (lo primero, será la cabeza del bebé) gracias a los pujos de su madre.
En resumen, por lo general lo ideal es poder tener un parto natural que una cesárea tanto para la madre como para el bebé. Para la primera, porque las recuperación suele ser pronta y para el segundo, porque pasar por el canal del parto fortalece su sistema inmunológico, estimula la adaptación respiratoria y favorece el desarrollo de una saludable flora intestinal, entre otras. Además, la cesárea al tratarse de una cirugía mayor puede conllevar una serie de complicaciones.
Sin embargo, si la madre sufre algún tipo de enfermedad, si existiera sufrimiento fetal o la dilatación no evoluciona, el profesional sanitaria podría recomendar practicar una cesárea. Recuerda que las cesárea también pueden y deben ser respetuosas.