La natación para bebés tiene múltiples beneficios tanto en el desarrollo motriz como afectivo

En algunos países desarrollados los cursos de natación para bebés se ofrecen a las familias a los pocos días de nacer. Esta práctica tan beneficiosa para los pequeños ha dejado de ser una moda hace tiempo.

Al sumergirse en el agua, el niño recuerda las agradables sensaciones vividas en el útero materno. De hecho, los bebés aún mantienen la capacidad de permanecer sumergidos en un medio acuático; una habilidad que, con los meses, deja de ser automática y debe ser aprendida. Pero, ¿cuándo es el mejor momento para aprender a nadar? ¡Te lo contamos todo! Sigue leyendo!

Beneficios de las clases natación para pequeños

La natación en familia desde los primeros meses de vida ayuda a reforzar el vínculo materno y paterno filial; además de comunicativo. En líneas generales esta práctica contribuye al desarrollo psicomotor y de la personalidad del bebé y aumenta la capacidad pulmonar. La actividad acuática multiplica las habilidades motoras del niño y su capacidad de reacción frente a las dificultades.

Gracias a la natación, el bebé aprende a observar, escuchar y se despiertan sus reflejos innatos. Por si esto fuera poco, el medio acuático y la presencia de los padres llevando a cabo los ejercicios les ayudan a relajarse, y a ganar seguridad y confianza.

A continuación os desglosamos los principales beneficios de la natación en bebés:

  • Favorece el desarrollo psicomotor y una mayor coordinación motriz.
  • Fortalece el sistema cardiotorácico.
  • Mejora el autoconocimiento del cuerpo y regula el tono muscular.
  • Mejora las relaciones afectivas y comunicativas.
  • Aumenta el desarrollo de la capacidad intelectual
  • Fortalece el vínculo con el cuidador que les acompaña a las clases.
  • Aumenta la habilidad y la capacidad para salir de las dificultades.
  • Tiene un efecto beneficioso sobre el sistema digestivo y puede ayudar con los cólicos.
  • El deporte minimiza los riesgos de contraer, en un futuro, enfermedades como la obesidad o la diabetes.
beneficios-de-la-natacion

Cuando empezar las clases de natación

Teniendo en cuenta que la máxima plasticidad del cerebro sucede durante los tres primeros años de vida es recomendable empezar con ésta actividad de manera temprana; así aumenta la capacidad de aprendizaje del niño. Y es que en la primera infancia se sientan las bases para un buen desarrollo futuro.

Además, la forma más fácil de que los peques se adapten con facilidad al agua es comenzar lo antes posible. Es por eso que los expertos recomiendan que los bebés empiecen a tomar clases de natación a edad muy temprana. Esto no significa que deban aprender a nadar de inmediato, lo primero que aprenden es a flotar. La seguridad de los pequeños es de vital importancia.

En España, es habitual es empezar de los tres a los seis meses, aunque hay una tendencia a iniciarse antes. Algunos pediatras son más partidarios que otros y se debe tener en cuenta otro factor importante: cuando haya nacido el peque. Si nace en época de epidemias por virus respiratorios, por ejemplo, quizá sea mejor retrasar su inicio en este deporte. No se recomienda exponer a un lactante de 2-3 meses a situaciones en que pueda contagiarse de otros niños. A partir de los tres meses, los niños poseen una serie de reflejos que hacen muy rápido su aprendizaje.

En resumidas cuentas: cuanto más pequeños sean los niños, más rápido aprenderán a nadar y menos resistencias presentarán durante el aprendizaje ya que aún no se han instaurado los miedos.

En todos los casos, se recomienda que los niños de 3–4 años sepan nadar por su propia seguridad.

Tipos de clases de natación para bebés

  • Matronatación: es una actividad orientada hacia la estimulación de los pequeños. El agua favorece la estimulación motriz de todo el cuerpo gracias a los ejercicios y juegos que permiten al niño flotar y, poco a poco, moverse con más habilidad. En dichas clases, el bebé está en la piscina con su progenitor. Lo ideal es que acudan los dos padres para aprender los ejercicios. El contacto con los padres favorece su confianza y les permite ir redescubriendo este medio acuático.
  • Baby spa: consiste en la flotación en el agua postnatal. Es una técnica relativamente novedosa, consistente en un baño en la piscina con un elemento de flotación en torno al cuello del bebé. Se persigue la estimulación acuática temprana del bebé con el objetivo de fomentar el desarrollo motriz y cognitivo.

Las sesiones suelen durar unos 45 minutos.

En resumen, los expertos recomiendan que los bebés se inicien en esta práctica cuanto antes mejor debido a los múltiples los beneficios que tiene y a la capacidad de aprendizaje de estos cuando son más pequeños.

Y tú, ¿llevaste cuando llevaste a tus hijos a natación? ¿Cuál ha sido tu experiencia?