Los niños reciben la mayoría de sus genes por parte de su abuela materna, con la que, normalmente, tienen un vínculo especial. Así lo reveló un estudio publicado por científicos de la Universidad de Cambridge. Esta conexión se produce debido al cromosoma X: las abuelas maternas pasan el 25% de sus cromosomas X a todos sus nietos, lo que les permite heredar sus genes. Las abuelas maternas suelen jugar un papel muy importante en la vida de nuestros hijos, no solo desde el punto de vista emocional, sino también del genético. Además, en la mayoría de los casos, la abuela materna se involucra mucho más en el embarazo, el parto y la crianza de sus nietos.
La abuela materna es mucho más que una abuela para un niño: al fin y al cabo es quien dio vida a su madre y, gracias a esto, la vida pudo seguir creciendo en la familia. Además, sus valores y enseñanzas pasarán de generación en generación.
Es posible que nuestros hijos no tengan el mismo parecido a nuestra madre, pero siempre habrá una marca en ellos: un lunar, una expresión, el color de sus ojos, la forma de caminar… Asimismo, también podrían heredar las mismas enfermedades y su estructura ósea y muscular.
Los genes no siempre se transmiten directamente a la siguiente generación, ya que pueden saltarse una. Por eso, siempre existe la posibilidad de que algunos niños puedan parecerse a sus tíos, tías y abuelos más que a sus propios padres.
Según Jodorowsky, filósofo y ensayista chileno, «los niños también heredan las experiencias emocionales de sus abuelas maternas». Las emociones que la abuela sintió cuando estaba embarazada de su hija pueden transmitirse a sus futuros nietos, ya que esta información puede ser grabada en el ADN y permanecer allí, incluso saltando una generación.
Por otro lado, la Universidad de Berkeley habla acerca de la “hipótesis de la abuela”, que establece que las mujeres viven mucho tiempo después de la menopausia para ayudar a cuidar a sus nietos y asegurar su supervivencia. La nueva teoría establece que el tiempo y los recursos que un individuo dedica a las siguientes generaciones, lo que se denomina transferencias intergeneracionales, son tan importantes como la reproducción en sí misma para determinar la vida útil de una especie y la forma en que sus integrantes se deterioran con la edad. El hermano mayor, de esta forma, también se hace más fuerte y aumenta sus expectativas de vida, al mismo tiempo que contribuye a culminar la madurez de sus hermanos más jóvenes en su ciclo vital.
Otros análisis sobre el tema han sido, por ejemplo, el realizado por Ruth Mace y Rebecca Sear, del departamento de Antropología del University College de Londres, sobre la Gambia rural entre los años 1950 y 1974, período en que la tasa de mortalidad infantil fue muy elevada. En este estudio, se descubrió que en las familias donde estaba la abuela la mortandad infantil se reducía a la mitad.
Cada familia es un mundo, pero lo cierto es que tener a las abuelas y a los abuelos presentes en la vida de nuestros hijos es muy importante para su buen desarrollo emocional. Regalarles su presencia, su experiencia, valores y amor incondicional, sean abuelos maternos o paternos, va a marcarles el resto de sus vidas.