Un 10% aproximadamente de los embarazos se considera de alto riesgo

Un embarazo se considera de alto riesgo cuando existen determinadas circunstancias donde es necesario realizar un seguimiento más exhaustivo tanto a la mamá como al bebé. Esto se debe a que hay más posibilidades de tener complicaciones que puedan afectar a ambos.

Antes de entrar en materia es importante explicar que hay embarazos que son de alto riesgo desde el primer momento y otros que se vuelven de alto riesgo a medida que progresan. Es más, hay mujeres que tienen mayor riesgo de tener complicaciones incluso antes de quedarse embarazadas. Las complicaciones más habituales de este tipo de partos van desde el retraso del crecimiento del bebé, parto prematuro, preeclampsia y problemas con la placenta.

En cualquier caso, los cuidados prenatales regulares desde el inicio del embarazo contribuyen a tener embarazos más saludables y partos con menos complicaciones.

¿Cuáles son los factores de riesgo de un embarazo de alto riesgo?

Como acabamos de apuntar, un embarazo de alto riesgo puede ser el resultado de una afección médica presente antes del embarazo. También puede darse el caso de que la enfermedad  se desarrolle durante el embarazo.

Dicho esto, existen una serie de factores o condiciones que pueden contribuir a que el embarazo se convierta en uno de alto riesgo:

  • Problemas de salud materna. La hipertensión arterial, la obesidad, la diabetes, la epilepsia, las enfermedades de la tiroides, los trastornos cardíacos o sanguíneos y las infecciones pueden aumentar los riesgos del embarazo.
  • Edad avanzada de la madreLos riesgos del embarazo son mayores para las mujeres de más de 35 años. 
  • Embarazo múltiple:   El riesgo de complicaciones es más alto en las mujeres embarazadas con más de un feto. Entre las complicaciones:  preeclampsia, trabajo de parto prematuro y nacimiento prematuro. Como dato curioso, más de la mitad de los mellizos y hasta el 93 % de los trillizos nacen con menos de 37 semanas de gestación.
  • Embarazos previos. Los antecedentes de preeclampsia, aumentan el riesgo de obtener este mismo diagnóstico en el siguiente embarazo. De igual manera que si tuviste un parto prematuro, tienes mayor riesgo de no llegar a las 40 semanas.
  • Anomalías del aparato genital: ya sean en el útero o los ovarios pueden provocar complicaciones en el parto.
  • Abortos previos.
  • Complicaciones en el embarazo. Existen diversas complicaciones que se desarrollan durante el embarazo: posición inusual de la placenta, un crecimiento fetal inferior al percentil 10 y la sensibilización al factor Rh, (cuando tu grupo sanguíneo es Rh negativo y el de tu bebé es Rh positivo).
  • Estilo de vida. Fumar, beber alcohol y consumir drogas aumenta el riesgo en el embarazo.
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¿Qué pruebas especiales se realizan en un embarazo de alto riesgo?

Dependiendo de las circunstancias, el médico podría recomendar la realización de una serie de pruebas especiales para llevar un control más exhaustivo del embarazo. Como, por ejemplo, un número mayor de ecografías fetales, exámenes prenatales de detección de ADN, análisis genéticos invasivo como la amniocentesis o la muestra de vellosidades coriónicas (biopsia corial).

Estas pruebas pueden identificar ciertas enfermedades genéticas y problemas graves del cerebro o de la médula espinal (defectos del tubo neural). Se consideran invasivas porque hay un ligero riesgo de aborto espontáneo.

Otro procedimiento médico que suele realizarse en la mayoría de embarazos  son las ecografías de la longitud del cuello del útero. Éstas sirven para identificar si corres el riesgo de tener un parto prematuro.

¿Cuándo hay riesgo «real» y se debe acudir al médico?

Si sufres cualquiera de estos síntomas o molestias, por favor, acude a un especialista:

  • Sangrado vaginal o secreción vaginal acuosa.
  • Dolores de cabeza intensos.
  • Dolor o calambres en la parte inferior del abdomen.
  • Disminución de la actividad fetal.
  • Dolor o sensación de ardor al orinar.
  • Cambios en la visión, que incluyen visión borrosa.
  • Hinchazón repentina o extensa en la cara, las manos o los dedos.
  • Fiebre o escalofríos.
  • Vómitos o náuseas persistentes.
  • Mareos.
  • Pensamientos sobre lastimarte a ti misma o a tu bebé.

Un embarazo de alto riesgo puede conllevar molestias o situaciones que pueden hacer tambalear tu salud física y emocional. Es importante mantenerte positiva, intentar llevar un embarazo lo más saludable posible y acudir a un especialista regularmente.

¿Qué puedes hacer para tener un embarazo más saludable?

  • Acudir a todas las visitas médicas así como realizar las pruebas que recomiende su médico.
  • Llevar una dieta saludable y equilibrada que incluya proteínas, leche y productos lácteos, frutas y verduras.
  • Tomar ácido fólico (vitamina B), hierro y/o vitaminas  que te haya recetado tu médico.
  • Sigue las indicaciones del médico en cuanto a tus cuidados.
  • No fumar ni beber alcohol.
  • Evitar relacionarse con personas que estés resfriadas o tengan cualquier virus.

En resumen, un embarazo de riesgo alto no significa que la madre y/o su bebé vayan a tener forzosamente problemas de salud. Simplemente requieren una atención y un seguimiento especial durante el embarazo para evitar complicaciones.